Subrayado ya el poder energético de los HC, hoy nos centraremos en el segundo de los macronutrientes: los lípidos. Hay de muchos tipos y sus funciones son varias: estructural, hormonal, transportadora, pero a nosotros nos interesan unos, los triglicéridos, y sobre todo su papel energético. Y es que al igual que los HC, la grasa es un importante combustible para nuestro cuerpo.
Sin embargo, las condiciones en las cuales el organismo obtiene ATP de unos y otros son distintas. ¿En qué radica la diferencia? En la presencia o no del oxígeno. Nuestro organismo necesita de éste para obtener energía de las grasas; de los HC, no. Ello nos lleva a diferenciar entre deportes anaeróbicos o de fuerza (obtención de ATP sin oxígeno) y aeróbicos o de resistencia (con oxígeno).
Si la ingesta de HC en la dieta de un deportista oscila entre el 50 y el 70%, en el caso de las grasas el intervalo desciende al 20-30%. Como hemos dicho, su función principal relacionada con la actividad física es la energética, y se da sobre todo en deportes de resistencia o larga duración, tales como el running, ciclismo, triatlón, etc. Además, el organismo de aquellas personas mejor entrenadas sabrá hacer un mejor uso de los triglicéridos que el de las sedentarias.
Las fuentes que nos proporcionan las grasas, además, deben ser cuidadas. Debemos huir de los embutidos y otros derivados cárnicos, así como de productos de pastelería, bollería y heladería. Todos ellos son ricos en ácidos grasos saturados, que aumentan los niveles de colesterol y el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Por contra, los ácidos grasos mono y poliinsaturados, provenientes de pescados, aceite de oliva, frutos secos y productos vegetales como el aguacate otorgan, siempre con moderación, múltiples beneficios.
Fuente: Elaboración propia
Buen trabajo, importante el tema de los lipidos.
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