El aceite de oliva es el alimento estrella de nuestra dieta, la mediterránea, cuyos beneficios para la salud están reconocidos a nivel mundial. Se trata, sin duda, de un nutriente indispensable para nuestra alimentación, tanto por el delicioso sabor que otorga a otros alimentos para su preparación como por sus valiosas propiedades. Entre ellas, mejorar los niveles del colesterol malo o LDL, prevenir cánceres como el de mama, o evitar enfermedades cardiovasculares como la diabetes y la hipertensión. Todo ello demostrado científicamente. 23 gramos de aceite de oliva al día, esto es, dos cucharadas soperas, son suficientes para ello. ¿Qué lo hace tan especial? Su alto contenido en ácido oleico, un ácido graso monoinsaturado que puede constituir hasta el 80% del aceite de oliva.
España, entre otras cuestiones, es mundialmente conocida por la calidad de los aceites de oliva producidos. Sólo la provincia de Jaén cultiva el 20% de la producción mundial. De ellos, el virgen y el virgen extra son los más recomendados pues no pierden los componentes minoritarios (aquellos que lo hacen tan saludable) en el refinado. En la universidad jiennense existe, incluso, un doctorado para el aceite de oliva y los estudios científicos sobre su alto valor nutricional se multiplican.
Se trata, pues, de un auténtico zumo de oro para nuestra salud, como este reportaje del programa Crónicas nos explica detalladamente.
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